Encuentro con Amparo Muñoz Morellà y Javier Sancho Boils autores de este libro.

¿Puede un niño o niña aprender fotografía?

La fotografía, como cualquier forma de expresión artística, puede y debe enseñarse desde la más pronta infancia. Una edad donde les inquieta y tienen curiosidad por el mundo que les rodea, descubren, admiran, se sorprenden y sobre todo juegan. 

Hacer fotos puede ser el maravilloso juego que permitirá fijarse en su entorno, potenciar su atención y conocer de forma activa el mundo en el que viven: hojas en el suelo, agujeros en los árboles, coches rojos, las puertas de los negocios o el tobogán del parque, van a ser sus primeras fotografías.

De esta manera, al igual que los adultos, descubrimos cosas que antes no habíamos visto,  niños y niñas expresan el amor a la naturaleza, el conocimiento de uno mismo y del otro. La fotografía les ayuda a crecer.

¿Alguna anécdota de vuestra experiencia como profesores con niños?

Cuando pusimos en marcha los primeros talleres descubrimos que en la infancia se mira sin filtros. Podemos comprobar cómo ciertos modelos todavía no han intervenido en sus pequeñas cabezas, no hay filtros.  En sus proyectos aparecen abrazos,  personas mayores,  animales muertos, toda la diversidad del mundo que les rodea. 

Madres y padres somos responsables de mantener la mirada de la infancia y la adolescencia libre, que sigan mirando sin prejuicios, que reflexionen como espectadores y que produzcan imágenes que promuevan emociones y valores. 

Hay otra buena noticia: lo más sorprendente es que nos enseñan a los adultos a mirar de otra manera, provocan el deseo de conocer, de reflexionar, de estimular la imaginación, de mirar hacia afuera para después volver la mirada hacia adentro y esto siempre nos va a hacer más libres. 



¿Cristina García Rodero es un buen ejemplo para formar parte de este libro?

Conocer a artistas clave de la fotografía española como Cristina Garcia Rodero es fundamental para realizar la primera búsqueda de referentes, para conocer que la fotografía es una maravillosa herramienta para conocer paisajes, culturas, personas o realidades invisibles. Se trata de conocer la historia, pero también inspiración para la propia expresión fotográfica: cultura visual desde la infancia.

¿Por qué y a quien se dirige este libro?

En este siglo nuestra vida se desarrolla en la pantalla. El trabajo, el ocio o a la memoria están reguladas por una experiencia más visual que antes. Podemos ver diariamente más de 20.000 imágenes, la mayoría de ellas comerciales. Producir y compartir una imagen es rápido y accesible.

Como espectadores las imágenes nos afectan.  Pensamos con imágenes, por lo que pueden generar estereotipos,  hacernos insensibles al sufrimiento,   transformar nuestra forma de ver el mundo,  hacer que compremos lo que no necesitamos o invisibilizar ciertas realidades.  Las imágenes se han convertido en una forma de pensar, de entender e interpretar la realidad.  

Pero, también, por primera vez en la historia somos productores y consumidores de imágenes, lo que el artista y pensador Joan Foncuberta ha denominado Homo photographicus. Todos tenemos la capacidad de ver y producir fotografías. ¿Somos conscientes de las imágenes que vemos y producimos?  Educar en cultura visual y expresión fotográfica es, hoy, una tarea urgente.

Queremos que niños, niñas de esta civilización de las imágenes, empiecen a construir las suyas propias y aprendan a cuestionar y reflexionar sobre su propia mirada, con intención y sentido. 

Este libro va dirigido a ellos y a las personas curiosas que les encante aprender a mirar y a manejar su cámara de una forma lúdica, fácil y divertida.

¿Vale el móvil para iniciarse?

En “Descubre la fotografía” encontraremos los primero pasos para manejar una cámara réflex, pero podremos aprender y realizar todas las actividades con cámara compacta, un teléfono inteligente o una tableta,  eficaces instrumentos para producir imágenes,  herramientas para jugar, mirar, explorar el cuerpo a través del autorretrato, aprender a realizar los primeros proyectos fotográficos, personales, sociales o de reportaje, en definitiva, construir la propia expresión fotográfica.

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