La iluminación es uno de los elementos más importantes en la fotografía. Puede transformar una imagen común en una obra de arte, dar profundidad, textura y emocionar al espectador. Comprender la luz y saber manipularla es esencial para cualquier fotógrafo, ya sea aficionado o profesional. En este artículo, exploraremos los aspectos fundamentales de la iluminación en fotografía y también te hablaremos de algunos fotógrafos de renombre que han destacado precisamente por el uso peculiar de la iluminación en sus trabajos.
Dominar la iluminación en fotografía es un proceso de aprendizaje constante. Experimentar con diferentes fuentes, direcciones e intensidades de luz ayuda a desarrollar un estilo propio y a mejorar la calidad de las imágenes. Con paciencia y práctica, podrás lograr fotografías impactantes aprovechando al máximo el poder de la luz.
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Tres fuentes de luz
La luz en fotografía puede provenir de diversas fuentes y conocerlas es clave para lograr el efecto deseado. En primer lugar, hablaremos de la luz natural: proveniente del sol, que es cambiante y puede ser suave o dura según la hora del día y las condiciones climáticas. Un retrato tomado durante la “hora dorada” ofrece tonos cálidos y sombras suaves, como las icónicas imágenes de Steve McCurry.
Por otro lado, nos encontramos con la luz artificial, que proviene de las bombillas, flashes, LED y otros dispositivos. Es más controlable y predecible. En este caso, un retrato en estudio con iluminación tipo Rembrandt, utilizado por fotógrafos como Annie Leibovitz puede servir para resaltar rasgos faciales con dramatismo.
Y, en último lugar, destacamos la llamada luz reflejada, que se obtiene rebotando una fuente de luz en superficies como paredes, reflectores o incluso agua. Un ejemplo de este tipo de luz podría ser una imagen tomada en la calle donde la luz del sol rebota en un edificio blanco y suaviza los contrastes, técnica frecuente en el trabajo de fotógrafos como Peter Lindbergh.

Temperatura del color
Cada fuente de luz tiene una temperatura de color medida en Kelvin (K):
- Luz cálida (2.000K – 3.500K): Tonos amarillos y anaranjados, como el de las bombillas incandescentes o la luz del atardecer.
- Luz neutra (3.500K – 5.500K): Similar a la luz del día en sombra o a las luces LED blancas.
- Luz fría (5.500K – 10.000K): Azulada, como la luz del día al mediodía o las luces fluorescentes.
Controlar la temperatura de color permite obtener el efecto deseado y evitar dominantes de color indeseadas. A continuación, te damos algunos consejos sencillos para aprender a dominarla.
Usa el balance de blancos de tu cámara. Puedes ajustar el balance de blancos manualmente para compensar dominantes de color y así lograr una reproducción fiel de los tonos.
La fotografía en formato RAW te permitirá ajustar la temperatura de color en la postproducción sin pérdida de calidad.
Observa la luz en diferentes momentos del día. La luz cambia constantemente; practica fotografiando el mismo sujeto a distintas horas para entender cómo afecta la temperatura de color.
Utiliza geles de corrección de color. Si usas luz artificial, los geles te ayudarán a equilibrar la temperatura de color y crear efectos creativos.
Combina fuentes de luz con precaución. Si trabajas con diferentes fuentes de luz, asegúrate de que sus temperaturas de color sean compatibles o usa filtros para igualarlas.
Un tipo de luz para cada contexto
El tipo de luz más utilizado en fotografía depende del trabajo, pero en términos generales, la luz natural es una de las más empleadas, especialmente en fotografía de paisajes, retratos y fotografía callejera. Sin embargo, en fotografía de estudio y comercial, la luz artificial es más utilizada debido a su control y consistencia. La luz reflejada también juega un papel importante en ambos casos, ya que se usa para suavizar sombras y mejorar la iluminación de la escena.
La luz determina la atmósfera de una imagen. Un mismo sujeto puede transmitir sensaciones completamente distintas según la iluminación utilizada. La luz dura puede generar dramatismo, mientras que la luz suave transmite calma. Controlarla es esencial para expresar intenciones artísticas.
Podemos hablar de cinco tipos de luz: luz dura, luz suave, luz direccional, luz cenital y luz lateral. La luz dura proyecta sombras definidas y crea contraste. Se obtiene con el sol directo o luces sin difusores. La luz suave crea sombras difuminadas y transiciones suaves y se logra con días nublados o difusores. La luz direccional proviene de un ángulo específico, enfatizando volúmenes. La luz cenital es justo desde arriba y puede ser dramática (como el sol del mediodía) o suave si se difunde. Y, por último, la luz lateral destaca texturas y volúmenes, una luz muy común en retratos y paisajes.
También tenemos que saber que luz tiene distintas características: la dirección (cambia la percepción de profundidad y textura); la intensidad (determina el brillo y contraste de la imagen); la difusión (afecta a la dureza o suavidad de las sombras) y el color (influye en la atmósfera y sensación de la foto).

Del esquema Rembrandt al de clave baja
Existen diversos tipos de esquemas de iluminación y cada uno de ellos tiene un propósito distinto y puede cambiar por completo la atmósfera de una fotografía.
1. Iluminación Rembrandt: Este esquema de iluminación se basa en la técnica utilizada por el pintor holandés Rembrandt, en la que una fuente de luz lateral genera una sombra triangular en la mejilla opuesta a la luz. Es un esquema dramático y tridimensional, muy utilizado en retratos. El fotógrafo Yousuf Karsh, famoso por sus retratos icónicos de figuras históricas como Winston Churchill y Albert Einstein, empleaba con frecuencia la iluminación Rembrandt para dar profundidad y carácter a sus imágenes.
2. Luz de Relleno: Es una luz secundaria que se usa para suavizar las sombras creadas por la luz principal. No elimina completamente las sombras, pero reduce el contraste y equilibra la iluminación. Annie Leibovitz, en sus retratos editoriales para revistas como Vanity Fair, utiliza luz de relleno para crear imágenes suaves y equilibradas sin perder volumen ni detalles en la iluminación.
3. Luz de Contra: Es una fuente de luz colocada detrás del sujeto, lo que genera un contorno brillante o un halo de luz. Se usa para separar al sujeto del fondo y darle más dimensión. George Hurrell, fotógrafo de Hollywood en la era dorada del cine, usaba luz de contra para resaltar los perfiles y darle un efecto glamuroso a sus retratos de estrellas como Marlene Dietrich o Clark Gable.
4. Iluminación de Clave Alta: Este tipo de iluminación se caracteriza por el predominio de tonos claros y sombras suaves o casi inexistentes. Se usa para transmitir una sensación de pureza, felicidad o elegancia. Richard Avedon, reconocido por sus retratos en blanco y negro de celebridades y modelos, utilizaba la clave alta para crear imágenes impactantes, llenas de luz y con un fondo blanco que resaltaba a sus sujetos.
5. Iluminación de Clave Baja: Contrario a la clave alta, la clave baja se caracteriza por sombras profundas y un contraste alto, con predominio de tonos oscuros. Se usa para generar misterio, dramatismo o intensidad. Irving Penn, en su serie de retratos de artistas y escritores, usaba la clave baja para enfatizar las facciones y crear un ambiente introspectivo en sus imágenes.
Gregory Crewdson: la luz como narradora en la fotografía cinematográfica
Gregory Crewdson es un fotógrafo estadounidense conocido por sus imágenes altamente elaboradas que parecen fotogramas sacados de una película. Su trabajo se caracteriza por el uso meticuloso de la luz artificial para construir escenas que evocan misterio, soledad y una extraña sensación de realidad suspendida en el tiempo.
Crewdson no simplemente fotografía la realidad; la construye. Sus imágenes requieren meses de planificación y el uso de equipos propios de una producción cinematográfica: grúas, reflectores, generadores y grandes equipos de iluminación. Cada fuente de luz es cuidadosamente posicionada para lograr una atmósfera específica, con un equilibrio preciso entre sombras y brillos que guían la mirada del espectador dentro de la escena.
Su iluminación está inspirada en el cine de directores como David Lynch y Alfred Hitchcock, donde la luz no solo ilumina, sino que también sugiere narrativas ocultas. A menudo utiliza luces frías y artificiales, como farolas, luces de casas y neones, creando un contraste entre lo cotidiano y lo inquietante.
En su serie Beneath the Roses, Crewdson crea imágenes de barrios suburbanos donde la luz juega un papel clave en la construcción de la historia. En muchas de sus fotografías, una fuente de luz artificial, como una ventana iluminada o una farola en la calle, es el punto focal. La luz resalta los personajes en momentos de introspección o melancolía, atrapándolos en una especie de ensoñación inquietante.
Para lograr estos efectos, Crewdson usa una combinación de luz natural y artificial, pero esta última siempre domina. Con grandes equipos de iluminación, recrea la forma en que la luz cae sobre los objetos y los personajes, otorgando una sensación de hiperrealismo. La atención al detalle en la iluminación es tan precisa que, en ocasiones, calles enteras son iluminadas para que una sola fotografía tenga la atmósfera exacta que busca.
La fotografía de Gregory Crewdson nos recuerda que la luz no solo sirve para iluminar, sino para contar historias. Su meticuloso control de la iluminación artificial convierte cada imagen en una escena cinematográfica congelada en el tiempo, donde la luz actúa como un personaje más, guiando al espectador a través de un mundo entre lo real y lo onírico. Su trabajo es una prueba de cómo la iluminación puede ser una herramienta poderosa para transmitir emoción, narrativa y profundidad en la fotografía.
Richard Avedon: la revolución del retrato a través de la luz
Richard Avedon es reconocido como uno de los fotógrafos que redefinió el arte del retrato en el siglo XX. Su enfoque minimalista de la iluminación, caracterizado por el uso de fondos blancos y sombras suaves, no solo cambió la fotografía de moda, sino también el retrato documental. Avedon eliminó elementos superfluos y creó un estilo donde la luz pura y uniforme revelaba la esencia de sus sujetos.
Avedon creía que la iluminación debía ser un canal para exponer la psicología del retratado, no para embellecer o dramatizar en exceso. Para ello, utilizaba una luz difusa, proveniente de grandes softboxes o ventanas de luz natural, lo que le permitía evitar sombras duras y crear una iluminación uniforme que no compitiera con la expresión del sujeto.
Su preferencia por los fondos blancos eliminaba cualquier referencia de contexto y obligaba al espectador a centrarse completamente en el rostro y la postura del modelo. Este estilo se convirtió en su sello distintivo y fue utilizado en muchas de sus series más icónicas.
Avedon aplicó su iluminación minimalista en retratos de figuras como Marilyn Monroe, The Beatles, Audrey Hepburn y Andy Warhol. En estas imágenes, la luz blanca y difusa resalta los rasgos faciales y transmite una sensación de intimidad.Un ejemplo notable es su famosa foto de Marilyn Monroe (1957), donde la actriz aparece con la mirada perdida y una expresión melancólica. Aquí, la luz suave resalta las facciones de Monroe sin dramatismo, revelando una imagen más introspectiva y vulnerable de la estrella.
En la serie de retratos documentales llamada In the American West (1979-1984) recogía a personas comunes en el Oeste americano. Son un testimonio de cómo la luz de Avedon no era solo una elección estética, sino una herramienta narrativa. A diferencia de otros fotógrafos documentales que buscaban dramatismo con luces duras y sombras profundas, Avedon mantuvo su luz uniforme y su fondo blanco, permitiendo que los rostros y cuerpos de sus sujetos contaran sus historias sin distracciones.
El uso de la luz en el trabajo de Richard Avedon no buscaba exagerar ni dramatizar artificialmente, sino desnudar la esencia de la persona retratada. Su enfoque minimalista revolucionó tanto el retrato de moda como el documental, influenciando a generaciones de fotógrafos que hoy en día siguen explorando el poder de una iluminación pura y sin distracciones.Avedon demostró que a veces, la sencillez es el camino más efectivo para capturar la verdad de un rostro.

blaze6t9, CC BY 2.0, via Wikimedia Commons
Irving Penn, y el uso magistral de la clave baja en sus retratos
Irving Penn es conocido por su elegancia y precisión en la fotografía de moda y retrato. Aunque trabajó con distintos esquemas de iluminación, su uso de la clave baja es particularmente notable. Con una iluminación tenue y controlada, Penn lograba enfatizar las facciones de sus modelos y crear un ambiente introspectivo, casi psicológico.
La clave baja en fotografía se caracteriza por una iluminación predominante en tonos oscuros, donde la luz resalta solo ciertas áreas del rostro o el cuerpo del sujeto. Penn dominaba esta técnica para darle profundidad a sus imágenes, utilizando fuentes de luz direccionales que proyectaban sombras dramáticas sin perder detalle en la textura de la piel y la ropa.
A diferencia de la clave alta, que transmite ligereza y optimismo, sus retratos en clave baja transmiten una sensación de misterio, profundidad e incluso vulnerabilidad. Esta iluminación convertía sus imágenes en estudios psicológicos, donde cada arruga, cada sombra y cada mirada parecían contar una historia oculta.
Irving Penn fotografió a grandes figuras del siglo XX, como Pablo Picasso, Alfred Hitchcock y Salvador Dalí, utilizando la clave baja para acentuar sus rasgos y transmitir su personalidad. En su retrato de Truman Capote (1948), el escritor aparece envuelto en una atmósfera de sombras, con una luz lateral que resalta su rostro pensativo. La iluminación aporta un aire de enigma y profundidad intelectual.
En su serie “Small Trades” (1950-1951), Penn retrató a trabajadores de distintas profesiones con sus herramientas y uniformes. Aunque muchos de estos retratos se hicieron con fondos neutros y luz más equilibrada, algunas de sus imágenes más impactantes usaron la clave baja para destacar la rudeza de los rostros y la textura de la vestimenta, reforzando el carácter y la identidad de cada persona.
Irving Penn no solo iluminaba a sus sujetos; los esculpía con luz. Su uso de la clave baja iba más allá de la estética, convirtiéndose en una herramienta para revelar el carácter y la esencia de cada persona fotografiada. Gracias a su dominio de las sombras, logró capturar la introspección, la fuerza y la vulnerabilidad en una misma imagen, consolidándose como uno de los grandes maestros del retrato fotográfico. Si hoy vemos retratos que juegan con luces y sombras para profundizar en la psicología del sujeto, es en parte gracias al legado de Irving Penn.