Primer título de la serie FotoEnsayo obra de Carmen Dalmau

¿Qué piensas aporta este libro al mundo de la fotografía, es decir la mirada de la mujer fotógrafa desde la aparición de este nuevo arte?

Cuando hablamos de la mujeres en la fotografía podríamos escribir como en el cuento de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Es decir, que cuando hemos despertado en esta nueva era, y comenzamos a fijarnos en las mujeres fotógrafas, descubrimos que han estado presentes desde el principio del invento, como el dinosaurio del sueño.

El propósito de este ensayo es contribuir a las investigaciones y trabajos cuyo enfoque son las obras de  mujeres fotógrafas que han trabajado en España y que siguen siendo imprescindibles,  ya  que aún quedan muchas creadoras por rescatar del olvido o valorar con justicia y mucho camino por andar.  En los tiempos que vivimos los logros de igualdad entre hombres y mujeres  están en un frágil equilibrio. Es necesario consolidar el modo de mirar y de pensar el mundo de las mujeres fotógrafas para vivir en esta etapa que  parece asomar como el final de una era.

Es legítimo preguntarnos si existe una mirada femenina frente a la hegemonía masculina de la mirada y la narrativa y si las mujeres artistas han desplegado formas diferentes que permitan interpretar el mundo desde otro mirar.

«Colita inicia su carrera como profesional en 1962. Tenía que fotografiar la figuración para la película Los Tarantos de Rovira Beleta. Fruto de aquel trabajo, es este gitanillo subiendo las escaleras que comunicaban el barrio del Poble Sec con las barracas de Montjuïc. Un niño con un pan bajo el brazo que alimentará a la familia que lo está esperando. Un pan que casi es más grande que él. Hay tanta verdad en esta imagen, tanta ternura…

Fotógrafa y personaje, a través de su mirada, conectan, se reconocen. En el amplio espectro de afinidades y debilidades de Colita, se encuentran su pasión por los niños y los animales. Dos pilares fundamentales en su obra. La conexión con la infancia, que para ella fue feliz y plena, junto a su temprano amor hacia los perros, que pronto llegaron a su vida, como siempre, de la mano de Manuel Steva, su padre, aparecerán a lo largo de toda su obra, haciéndose un guiño entre ellos, reconociéndose, para deleite nuestro por los tiempos de los tiempos».

Francesc Palop
Isabel Esteva, Colita
Gitanillo. Barcelona 1963
© Archivo Colita Fotografía

¿Cuáles han sido los criterios en la que pensamos difícil selección de las fotógrafas que deberían estar en esta obra?

Realmente ha sido lo más difícil. La estructura  del ensayo está pensada como las catas arqueológicas para detectar los estratos que se van superponiendo a lo largo del tiempo. He ido haciendo prospecciones en cada generación y eligiendo a tres o cuatro fotógrafas que cubrieran un  amplio espectro de los modos de hacer y enfrentarse al hecho fotográfico y que pudieran ser representativas del resto de sus compañeras, ya sea por ser las primeras en abrir estudios o en hacer fotografías de guerra.

He incluido a tres fotógrafas cuya nacionalidad no fue española, pero que trabajaron en nuestro país y cuya labor fotográfica ha sido clave para comprendernos y para entender que las fotógrafas españolas sólo se pueden encuadrar dentro de categorías comunes a toda la historia de la fotografía.

Otro criterio de selección ha sido aquellas que tienen reconocimientos y premios como el Premio Nacional de Fotografía, el Premio Pulizter o presencia  destacada en agencias internacionales. Según nos acercamos a la actualidad, la selección se hace aún mas difícil, porque ahora existe un gran número de buenas fotógrafas y aun no están filtradas por el necesario distanciamiento que impone el paso del tiempo.  Aquí he procurado que las artistas seleccionadas en estos capítulos sean una muestra de los múltiples caminos que adopta la fotografía actual.

Soy consciente de que limitar a treinta artistas en el arco de dos siglos, necesariamente deja firmas importantes fuera de este volumen, pero he intentando que las que figuran finalmente sean una muestra clara del trabajo de las mujeres fotógrafas en España.

Imagen publicada en la revista VU en agosto de 1936. Alrededores de Barcelona. Muestra a una miliciana en un acto de entrenamiento militar. Durante la primera etapa de la guerra civil española algunas mujeres participaron activamente en los frentes de batalla. La fotógrafa se compromete emocionalmente con la mujer que se prepara para marchar al frente, colocándose muy próxima físicamente al modelo retratado y ubicando la cámara en la línea del horizonte de la mujer que dispara. Aquí aplica uno de los principios de la Nueva Objetividad fotográfica.

Gerda Taro
Soldados republicanos con artillería, frente de Aragón, Huesca.
Escenas de instrucción y maniobras militares. Biblioteca Nacional de España.

¿Por qué consideras que la mujer ha tenido y mantiene una presencia tan relevante, comparada con otras artes, en el mundo de la fotografía?

Es extraño que siendo la fotografía un arte joven,  al que las mujeres tuvieron una  posibilidad de acceso más fácil , al no estar reglado por normas gremiales que limitaban  a las mujeres formar parte de ellos, donde sin embargo trabajaron de forma anónima a las órdenes de padres o esposos, ya fuera como aprendizas y artistas o bien como administradoras e intendentes de los talleres;  o las  Academias de Bellas Artes,  que si bien las llegaron a aceptar en sus aulas,  les impidieron cursar asignaturas obligatorias como la del indecoroso desnudo masculino, incapacitándolas para obtener un título,  sería lógico pensar que ya desde el siglo XIX  nos encontraríamos a las fotógrafas en paridad con los hombres.

Y sin embargo, observamos cómo en el mundo de la fotografía continuaron reproduciendo los patrones dominantes para contar el arte y concebir su grandeza o su perdurabilidad.  Cuando comencé a aproximarme a este mundo insondable y poliédrico de la fotografía,  la historia se seguía escribiendo en masculino.

Pero es verdad que hoy hay una presencia muy relevante de artistas que emplean la fotografía para expresarse, y también este puede ser un hecho fundado en la evolución histórica del medio fotográfico y en las posibilidades entre las que se siguen moviendo las mujeres artistas. Y al igual que en el siglo XIX aprovecharon las grietas del sistema para desarrollar una profesión, hoy aprovechan la versatilidad del medio a través de la imagen digital que permite trabajar sin grandes espacios, ni demasiados artificios.

“En 2016 se inauguró en la aldea de Fangane, una aldea de menos de 500 habitantes del estado indio de Maharashtra, una escuela para mujeres analfabetas de más de 60 años hasta los 90.
La idea fue de Yogendra Bangar, un maestro de escuela que había sido transferido a la aldea cuatro años antes.

Al llegar allí vio que el pueblo no tenía abastecimiento de agua potable, debían caminar dos kilómetros y medio para ir a buscar agua, lo cual ocupaba la mayor parte del día. Todo el pueblo se volcó para resolver el problema y cavaron pozos e instalaron tuberías y tomas de agua en todas las casas.

Un día, tras una celebración, algunas ajis (abuelas) del pueblo se acercaron y le dijeron que les gustaría poder escribir sus nombres antes de fallecer. El 8 de marzo, coincidiendo con el día de la mujer, abrió una escuela para ellas. Primero se pensó en que los uniformes debían ser saris verdes, pero como la tradición local no permite vestir a las viudas de ese color, decidieron que fuesen rosas. Para sus alumnas, poder firmar documentos con su nombre les dio la identidad que no habían tenido. Muchas veces son ayudadas por sus nietos a preparar las clases. Aunque
posteriormente Bangar fue trasladado a otro distrito a 15 kilómetros, sigue visitando periódicamente a las abuelas para conocer sus avances y sigue dando clases gratuitamente en la escuela, e intenta abrir otras para ancianos”.

Cristina García Rodero
El deseo de aprender a cualquier
edad. India 2019.
Ser fotógrafa, un regalo de la vida,
páginas 25 y 26.

¿Hacia dónde consideras que evoluciona la fotografía representada  por las autoras más actuales?

Considero que en la época actual es una quimera tratar de poner límites a los géneros de la fotografía. La fotografía ha devenido en un género híbrido, líquido, de realidad expandida, como el mundo que nos rodea. El ejercicio del mirar, el trabajo del ojo y la realidad,  son unas constantes que atraviesan a la fotografía desde el siglo XIX hasta nuestros días.

Nuestro mundo es global, pero fragmentado en pequeñas islas que se conectan entre sí, que se enriquecen y fecundan mutuamente.  Las autoras más actuales trabajan la fotografía con absoluta libertad, sin temor a cruzar las fronteras trazadas desde los inicios de la fotografía entre fotografía documental o fotografía de creación.  Son profesionales con una formación impecable, que reflexionan sobre el medio con el que trabajan y que procuran que sea un arma eficaz para entender la realidad. Así,  por ejemplo, cuestionan realidad y ficción porque cada vez  en el mundo que vivimos es más complicado trazar una línea de división. Aportan miradas criticas sobre temas necesarios de ser tratados como el género, la ecología, las migraciones, las desigualdades sociales.

“Más de 4000 mujeres debatieron durante estos tres días sobre política, sexualidad, trabajo etc. Estas jornadas dieron un gran impulso al movimiento feminista de la época.
Recuerdo mi sorpresa al ver a una mujer fregando el suelo durante la lectura de la ponencia Mujer y trabajo. Fueron unos segundos, pero fue suficiente para impresionar la performance del grupo Las Niakas; eran un grupo de tres mujeres que se reunían en un bar de jubilados; ellos jugaban al dómino y ellas ensayaban en un altillo. Allí fue donde decidieron actuar en las Jornadas. Creo que fue la primera performance feminista de Cataluña”.

Pilar Aymerich
Jornadas Catalanas de la Mujer en la sala del Paraninfo de la Universidad de Barcelona, del 27 al 30 de mayo del 1976.

Desde tu perspectiva ¿cuál es la aportación de la fotografía en las redes sociales y en especial de las mujeres que se dedican a la fotografía?

Las redes sociales como el dinosaurio de Monterroso que citaba al principio, han venido para estar ya siempre ahí. Las redes sociales, pero sobre todo la incorporación de las cámaras a los teléfonos móviles ha modificado inevitablemente la forma de relacionamos con las imágenes y la forma en las que las consumimos. A través de las redes sociales nos hemos convertido todos en iconófagos, devoradores de imágenes hasta la indigestión. Pero el poder del arte, y de la fotografía, es encontrar y mostrar la verdad, es ser capaz de buscar los mecanismos de contemplar de otras maneras frente a la atroz masificación de las imágenes y el ruido que provocan. Tal y como analiza el crítico Geert Lovink pienso que los artistas deben colonizar las redes y aprovechar la nueva ventana de las apariciones para pensar y mirar la realidad. Artistas como Linda Fregni Nagler o Penélope Umbrico , por citar dos ejemplos,  trabajan en este sentido y provocan el necesario espacio para la reflexión.

La fotografía forma parte del proyecto Puber en el que de Tanit Plana explora las incertidumbres de la adolescencia y sus prácticas socioculturales. Un adolescente posa teatralmente en una
escenografía incierta, fronteriza entre lo urbano y lo rural, y como fondo un cielo agitado como protagonista de todas las tormentas que atraviesan a un sujeto en cambio.

Tanit Plana

Javier de Juan y Peñalosa
FotoEnsayo en JdeJ Editores

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