Fotógrafo inspiración del mes de diciembre.
¿Vivir para fotografiar, o fotografiar para vivir?
Para un profesional creo que ambas son necesarias. Vivimos para fotografiar porque es nuestra pasión y en ello ponemos la vida, sin embargo también tenemos en cuenta ésta visión más material que nos obliga a fotografiar para vivir.
¿En qué momento empiezas tus andaduras en el mundo de la fotografía?
Muy jovencito, tenía 16 años. En aquel momento era solo curiosidad, no había ninguna expectativa, hacia fotos por el puro placer de hacerlas, me sentía bien con ello. Con el tiempo empezaron a aparecer otras inquietudes, compartir mis fotografías con los demás, formar parte de grupos y asociaciones, la afición fue creciendo hasta que la fotografía ha llegado a ser el sentido de mi vida.
Has sido autodidacta, ¿Quién o quiénes han sido tus referentes?
Si, claro. En la época en que comencé no había escuelas ni centros de formación como ahora. Recuerdo que hice un curso de fotografía por correspondencia que me ayudó en los primeros pasos. Después con los años he accedido a otro tipo de formación mas profesional y especializada. Los referentes han sido muchos y además han ido cambiando con los años. Recuerdo que cuando empecé quería ser como David Hamilton, después con el blanco y negro como Ansel Adams, y con el tiempo he ido descubriendo a Cartier-Bresson, Cristina Garcia Rodero, Diane Arbus, Robert Doisneau, y tantos otros, que han dejado una pequeña huella en mi forma de fotografiar. Pero sinceramente, quien cambió radicalmente mi forma de entender la fotografía y con ello mi visión fotográfica, fue Eduardo Momeñe.
¿Qué obstáculos has encontrado en tu camino?
Supongo que los habituales como en cualquier otra profesión. En mi caso, lo que más echo en falta es una verdadera profesionalización del oficio de fotógrafo. En nuestro país está todo muy revuelto, todo el mundo sabe y hace de todo. No existe un título, ni unos estudios oficiales de fotografía, ni un sindicato o un colegio oficial, como en otros países. Esto dificulta mucho la profesión y fomenta el intrusismo.
¿Cuál es el proyecto con el que sueñas y no has podido realizar?
A nivel fotográfico, estoy desde hace años con un proyecto que tiene que ver con la relación entre la fe y el ser humano, espero poder terminarlo algún día. A nivel formativo, me gustaría poder establecerme de forma fija en algún centro o escuela, ser un poco menos freelance,… es agotador.
¿Qué es diferente ahora, en tu etapa profesional, de cuando eras principiante?
Como decía al principio creo que la diferencia más importante es que el profesional tiene que ganarse la vida con la fotografía, y eso te obliga a aceptar todo tipo de encargos o trabajos, algunos de los cuáles tal vez nunca harías como amateur. El oficio de fotógrafo es hoy en día, muy duro y poco rentable. El fotógrafo amateur puede invertir todo su tiempo y todo su dinero en su hobby.
¿Qué les puedes contar a los fotógrafos y fotógrafas principiantes que empiezan ahora a descubrir este apasionante mundo?
Pasión, esfuerzo, constancia y trabajo. El mundo de la fotografía es apasionante, pero en muchos casos resulta fugaz. Los objetivos planteados deben ser alcanzables y proporcionalmente escalonados, de lo contrario aparece la frustración y el desanimo. La fotografía es una carrera de largo recorrido, no son los cien metros lisos. No perdáis nunca la ilusión por aquello que amáis.
¿Qué nos puedes contar de tu experiencia con FotoRuta?
Ha sido una experiencia muy positiva y enriquecedora. FotoRuta es ya una gran editorial fotográfica y Javier es un gran editor, con las ideas muy claras sobre lo que quiere, sabe transmitirlo y eso nos ayuda mucho a los autores. Además le estoy muy agradecido por dar visibilidad a mis proyectos, ahora mismo ya estamos metidos de lleno en uno nuevo para el próximo año. Espero seguir colaborando durante mucho tiempo con FotoRuta.
¿En qué momento surge la idea de crear el libro Fotografía Digital en Blanco y Negro?
Pues a partir de unas conversaciones en las que valoramos que no había ningún otro libro similar en el mercado. Los aficionados a la fotografía digital en blanco y negro han agradecido mucho su publicación. Ahora es ya un libro de referencia.
¿Qué diferencia hay entre mirar y ver?
Siempre se juega con estos conceptos. La mirada es una función orgánica e innata del ser humano, excepto los invidentes, todos somos capaces de mirar. Pero la visión requiere voluntariedad, una voluntariedad que implica factores cognitivos. Vemos con el cerebro a través de los ojos. Miramos sin intención y vemos con atención. Además, el fotógrafo practica un tipo de visión especial conocida como visión fotográfica, porque su mirada es siempre a través del visor.
Háblanos del triángulo lenguaje – percepción – composición.
Muchos de nosotros consideramos que la fotografía es una forma de expresión con un lenguaje propio, el lenguaje visual. Al principio, todo acto fotográfico comienza por la percepción, fotografiamos aquello que nos llama la atención de acuerdo a nuestros propios códigos.
Al fotografiar lo hacemos bajo un orden sintáctico, construyendo la imagen consciente o inconscientemente, a partir de unos elementos compositivos que le dan forma, el color, el espacio, la iluminación, el tiempo, etc. Esta construcción está diseñada como lenguaje, para comunicar nuestro sentimiento, nuestro mensaje o nuestra opinión acerca de algo, al espectador.
De las 50 fotografías que incluye tu libro, si tuvieras que elegir una ¿Cuál sería?
Me resulta muy difícil quedarme con una sola. Todas tienen su momento, su porqué y una pequeña historia emocional intrínseca. La que más te emocione, seguro que también me emociona a mi.