Después de Sin miedo al flash y Sin miedo al retrato, además de El proyecto fotográfico personal  ¿por qué Sin miedo a la fotografía?

Sin miedo a la fotografía era un proyecto compartido que llevábamos años queriendo hacer, pues pensábamos que hacía falta una obra que comenzara de cero y que fuera capaz de aportar una base fotográfica seria, mucho más allá de un simple libro de iniciación. Al final, conseguimos hacer coincidir nuestras agendas y Sin miedo a la fotografía se ha convertido en una realidad.

392 páginas, más de cien mil palabras, unas 800 ilustraciones entre fotos, gráficos, esquema…¿cuánto tiempo os ha supuesto este proyecto?

¡Es una buena pregunta! Este libro empezó a gestarse hace seis o siete años, antes de hacer El proyecto fotográfico personal, pues la editorial también tenía un gran interés en él. Aunque avanzamos en su desarrollo durante mucho tiempo, el esfuerzo iba dirigido sobre todo a encontrar una estructura efectiva de contenidos que le diera el mayor sentido a toda la obra. Ha sido en los últimos dos años cuando hemos estado más centrados en avanzar con la escritura del libro, pero como pasa siempre, los últimos meses han sido, sin duda, los más intensos.

Es curioso, porque el título era algo en lo que estuvimos de acuerdo desde el principio e incluso, pensando en el libro, creamos en su momento un canal de YouTube llamado también Sin miedo a la fotografía, en el que aportamos contenidos de carácter didáctico y divulgativo de manera habitual y que está funcionando fenomenal.

¿Quién es el principal lector de vuestro libro?

Sin miedo a la fotografía va dirigido a un público bastante amplio, desde la persona que empieza con la fotografía desde cero y desea obtener una buena base, hasta el fotógrafo o la fotógrafa que ya sabe, pero quiere afianzar conocimientos, profundizar en los conceptos y progresar con la fotografía hasta llegar a un nivel muy avanzado.

El libro está pensado para que se pueda abordar de forma lineal, de manera que el lector va encontrándose, a través de los diferentes capítulos, los pasos que necesita dar para realizar una fotografía en un orden real; sin embargo, el fotógrafo que ya tiene nociones, puede leerlo de la forma que desee, buscando directamente aquello que necesita saber o revisar. Esto lo convierte tanto en un libro de aprendizaje como en un manual de consulta.

Ahora sois autores de libros de éxito y profesores en vuestra Escuela “La Máquina”, ¿quién ha sido vuestro principal maestro y aliciente en el camino del mundo de la imagen?

A pesar de que estudiamos en su momento con magníficos profesionales, el tiempo ha pasado, la fotografía ha evolucionado y, en cierto modo, la propia experiencia ha sido una gran maestra. Aunque, quizá, nuestro principal motor de aprendizaje tiene que ver con el hecho de ser profesores, pues la docencia te exige documentarte, investigar y mantenerte al día de forma constante, mucho más allá de tus propias necesidades como fotógrafo, dado que tienes que ser capaz de resolver todas las inquietudes de los alumnos y, por tanto, explorar terrenos por los que tu propia fotografía no te hubiera llevado.

Por otro lado, el hecho de que seamos un equipo de dos y, además, con un perfil tan distinto, hace que aprendamos el uno del otro cada día. Estar juntos en esto y poder compartirlo es uno de nuestros mayores alicientes.

Las redes sociales ¿han dado más protagonismo al mundo de la fotografía?

Las redes sociales nos han acostumbrado a vivir entre imágenes y, en muchos casos, a generarlas casi a diario. Esto significa que la fotografía forma parte de nuestra realidad cotidiana, lo que es muy interesante, aunque también puede suceder que se pierda un poco de magia por el camino. Imagino que depende un poco de la manera en la que cada uno gestiona esa relación con las imágenes, pero lo que es innegable es su existencia. Las fotos nos rodean y lo seguirán haciendo durante mucho tiempo.

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