Este libro ha sido una conquista

Entrevista con Cristina García Rodero, en Monterreina con motivo del arranque de máquinas para la impresión de su libro “Ser fotógrafa, un regalo de la vida”.

Cristina García Rodero, en el arranque de máquinas para la impresión de su libro “Ser fotógrafa, un regalo de la vida”.

Cristina Gutiérrez, directora de marketing de Monterreina

Viniendo de las Bellas Artes y habiendo compatibilizado la docencia en el dibujo y posteriormente la fotografía, ¿Qué te hizo volcarte la fotografía y hacer de ello tu vocación?

Siempre hablo de algo muy importante para mí, y fue recibir la beca de la Fundación Juan March, que me permitió tener dinero para comprarme un buen equipo y salir durante todo un año a fotografiar por los pueblos de nuestro país, hacer lo que yo soñaba y meterme de lleno en ese trabajo, que yo intuía pero que no conocía.

Gracias a ello pude descubrir una España que para mí era interesantísima. Entonces encontré algo que estaba latente en mí, que era la independencia, la libertad, la creatividad, el tener un medio que me permitía estar con la gente, salir…

Un estudio de pintura es más solitario; sin embargo, si sales y hablas con la gente, se está viendo cosas bonitas, a veces cosas dolorosas, cosas tristes, pero generalmente es ver a la gente celebrando, celebrando sus fiestas, saliendo a la calle, bailando, siendo generosa, abriendo sus puertas, invitándote a comer.  Y ver todos esos momentos felices, la variedad y la riqueza de nuestras tradiciones, de nuestros rituales y fiestas, que eran tan desconocidas y tan poco valoradas.

Una vez que se me acabó la beca que me dio la oportunidad de conocer España y dije:  “voy a continuar”.  Me dieron también un trabajo de profesora y con mi sueldo me fui pagando todo, prácticamente el 90% de mis fotografías. Ha sido un sacrificio grande, pero no me arrepiento de nada pues me ha dado toda la libertad del mundo. Y cuando haces un buen trabajo no tienes que pensar si va a ser portada o no, si le va a gustar al jefe, si no le va a gustar…Yo era mi propio jefe y nadie hubiera habido más duro que yo. Y bueno, era ir descubriendo cosas nuevas para mí, ir completando un trabajo y emocionarme cada vez que veía algo nuevo.

Duelo. Italia. 2000.

Cristina Gutiérrez, Monterreina y Javier de Juan CEO de JdeJ Editores

Cristina aquí tenemos un pliego de tu libro que ahora ya se está imprimiendo, ¿Qué foto te gustaría comentarnos y explicarnos?

Bueno, la realidad es que todas las fotos que hay aquí son fotos muy queridas por mí. Si no, no las pondría. Pero hay fotos que son tan representativas de cómo tú trabajas, que son tan importante en tu vida que al final van casi siempre acompañándote. Yo aquí hablaría, -aunque todas son queridas de verdad-, de la foto de Canosa di Puglia en Italia,  donde se ven a unas mujeres que van como en un coro griego cantando por la muerte de Cristo, todas unidas, agarradas de los brazos, formando bloques; eran filas de a lo mejor 20 mujeres que caminaban de luto riguroso, de punta a punta de la calle cantando unos cantos tristes,  de muerte,  y era como un coro griego,  trágico, un coro católico, religioso… e impresionaba a las mujeres con toda la cara tapada. Solo se oían las voces y te estremecía.

Pero también te podría hablar de este pequeño pueblo de Grecia que estaban festejando la Pascua ortodoxa. Un lugar que fue creado para luchar contra los piratas turcos, al que no se podía acceder nada más que por el mar y tuvo unos tiempos muy difíciles; y al estar tan aislado ha conservado muy bien sus tradiciones.

Los hombres se van a Canadá, a Terranova, a pescar, y las mujeres se quedan al cuidado de las casas; es un absoluto matriarcado. El hombre podía cuidar a la hermana soltera, pero por cuidarla tenía el derecho también de tenerla como si fuera su esposa. Y en el día del domingo de Pascua, salen las mujeres con todo lo que son sus ahorros, los collares de oro para que se vean la riqueza que tienen y que se transmite de padres a hijos, y entre ellos el sacerdote ortodoxo. Me gusta de hecho que los curas se puedan casar y que tengan opción a decidir, no como los católicos, a los ortodoxos casi les piden que estén casados y ayudaban a su mujer en las tareas de la cocina, que también me chocó.

El sueño de Ariadna. Madrid. 1992.

Cristina Gutiérrez, Monterreina

¿La Cristina de 11 años hubiera imaginado llegar al punto de la carrera profesional en el que estás ahora?

No, ni idea. Porque yo no sabía que la fotografía casi existía como cosa profesional. Sabías que te tenías que hacer la foto para para tener tu cartilla en la escuela, las fotos de familia, las fotos de boda, de comunión… eso era lo que conocías. Pero sí es cierto que cuando yo veía a mi padre como nos hacía fotos en los veranos, era un momento feliz; resultaba algo misterioso y mágico, era un juguete, un juego. La cámara era un juego para divertirte también y jugar con tus hermanos. De hecho, la primera foto que hice fue la de mis hermanos vestidos de indios comanches, que era lo que veías en las películas.

Por tanto, yo no podía tener ni idea de que se convertiría en mi profesión; sí que sabía perfectamente que las matemáticas se me daban horriblemente y que todo lo referente a lo artístico se me daba muy bien, muy, muy bien, que destacaba en el colegio y que yo era feliz haciéndolo; mis padres lo fueron viendo y yo lo fui viendo. Los profesores lo fueron viendo y todo ello apoyada por todos, pues salió la Cristina que tenía que salir…

Y luego en la vida vas encontrando distintos caminos que te llevan al punto que tú no imaginabas pero que era casi el que estaba previsto para ti; ligado al tipo de vida que llevaba, con tus intereses, tus motivaciones, tu carácter, tu vitalidad, el deseo de estar con otros, el deseo de conocer, el deseo de aventura… y se va fraguando.

La mano protectora. Venezuela. 2006.

Cristina Gutiérrez, Monterreina y Javier de Juan, JdeJ Editores

¿Qué supone para ti la realización y producción del libro que acabamos de imprimir?

Pues mira, para mí ha sido una sorpresa porque tengo un montón de material, pero mucho, mucho material. Tengo de hecho como casi 12 años que no he visto el material que he realizado; hay muchos libros que podían haber salido, y que estoy deseando que salgan. Entonces este ha venido como que me ha caído, como que ha habido alguien que ha tenido la claridad de pensar y decir quiero este libro y lo voy a conseguir, y no he podido decir que no, pero no estaba previsto. Son como de esos embarazos que no saben ni cómo han venido, ¿no? Porque te han conquistado; ha sido una conquista y ha salido el libro. Entonces es la sorpresa de algo inesperado, de una propuesta nueva para mí. Y ojalá, ojalá tenga una vida larga, que es lo que yo deseo y que sea positivo para todos los que nos hemos implicado en esta aventura.

Pascua ortodoxa. Grecia. 1998.

Cristina Gutiérrez, Monterreina y Javier de Juan, J.de J Editores

Muchísimas gracias otra vez por tu generosidad y un placer escucharte y conocerte.

Es un orgullo para nosotros haber podido compartir contigo el arranque de máquina de este libro y ahora la oportunidad de escucharte a la vista del primer pliego impreso del libro.

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