Andreina Contreras comparte toda su experiencia de la fotografía gastronómica

¿Cómo surgió este proyecto y cuál ha sido la parte más difícil de comunicar a los lectores?

Este es uno de los proyectos más bonitos que he realizado hasta ahora. Soy una apasionada de la lectura y de los libros de fotografía, y debo confesar que mi entusiasmo por este arte y el amor que siento por ayudar a quienes necesiten aprender sobre esta disciplina fotográfica, me hizo pensar que podía transmitir todo mi conocimiento en un libro

La parte más difícil… Yo no sabría decir si hubo algo complicado de comunicar en este libro, porque intenté trasmitir mi mensaje en textos que fuesen cercanos al lector. Aquello que resultó difícil fue despegarme de este libro, porque siempre quería agregar más información de lo que ya tenía previsto. Deseaba plasmar todo lo que considero importante en este campo y lo que pienso, son las bases fundamentales para convertirnos en verdaderos profesionales de la imagen. 

¿Qué aporta al mercado actual en el mundo de la fotografía tu enfoque editorial?

Mi enfoque se basa en educar a través de las técnicas necesarias para realizar una buena imagen, esto es lógico y necesario.  Pretendo que los lectores desarrollen sensibilidad para comunicar la gastronomía, algo importante que debemos tener en cuenta porque de allí parte la creatividad y el propósito personal de cada fotógrafo en su arte. 

¿Cuál fue el recorrido personal y profesional hasta llegar a especializarte en este campo?

Estudié periodismo audiovisual y en esta carrera varias asignaturas estaban relacionadas con la fotografía. Le debo mucho a mis profesores en Venezuela, pero también en Colombia asistí a varios cursos y en especial asistí a Fotoenlance, un increíble congreso donde tuve la oportunidad de aprender de fotógrafos con alto muy alto nivel provenientes de la National Geographic y del Centro Internacional de la Fotografía en New York. Este congreso marco mi vida para siempre. 

He vivido en cinco países diferentes, y en todos he trabajado la fotografía, en especial la gastronómica. Llegar desde cero a un país y tener que hacer todo lo necesario para estabilizarte mediante un trabajo que al principio puede ser inestable, como lo es la fotografía, es algo muy duro. Pero fue un reto que asumí con mucha valentía y ayuda de Dios. Cuando emigré salí de mi zona de confort, y me convertí en una persona disciplinada y activa, apliqué técnicas de venta que había aprendido en Venezuela, y sin descanso realizaba todos los pasos necesarios para poder vender mi trabajo. No fue fácil, pero los resultados me hicieron comprender que todo es posible. Si volviera a emigrar a otro país no tendría ninguna duda que me ganaría la vida realizando fotografías gastronómicas. 

Cuéntanos alguna anécdota en la realización de  cualquiera de las sesiones que aparecen en el libro

La hamburguesa… (risas). Confieso que las hamburguesas no son lo mío, me quedan super mal… Y para la sesión de la explicación de la hamburguesa, me propuse el reto de prepararlas yo. Hice tres sesiones diferentes, todas me salían rarísimas. Vi muchas imágenes de hamburguesas y todas me gustaban menos las mías. Luego observé que el famoso cocinero y fotógrafo Dennis Prescott tenía unas hamburguesas apetitosas, pero no tan perfectas. Así, le di calma a mi exigencia y dejé la hamburguesa que mejor realicé, pero observé algo: mientras más la practicaba, mejor me iban saliendo. Así que todo es práctica. Si algo he aprendido en la fotografía es a tener paciencia porque cuando debes repetir una sesión de gastronomía, aunque parezca duro, debemos hacerlo. (De izquierda a derecha el orden de las sesiones)

¿Cómo te inspiras para crear?

Siempre que tengo una sesión acudo a la esencia del producto. Me gusta saber de dónde viene, cómo lo hacen, cómo se produce, y eso me ayuda a crear una composición y a representarlo de la mejor manera. Porque esa es la esencia cuando vamos a representar un producto gastronómico. 

Me encanta ver series gastronómicas en Netflix o Amazon. Me gusta ver los procesos de elaboración de los productos. Todo eso me aporta creatividad. 

Siendo una persona extranjera que ha vivido en varios países y ha desarrollado la fotografía gastronómica en estos lugares, ¿cómo ves el mercado de los fotógrafos gastronómicos de España?

España es un país maravilloso. Su mayor bendición está en la tierra y en su naturaleza, sin hablar de su historia que es encantadora. La diversidad de sus suelos y su microclima nos proveen unos alimentos con una calidad y variedad increíble. La gente no solo está preparada para producir productos de alimentación con calidad, sino que hay un constante movimiento de innovación para hacer de este país una gran potencia a nivel culinario y promover el turismo gastronómico.

Europa sin duda tiene una riqueza cultural gastronómica admirable, pero España en especial, representa gran parte de esta riqueza. No solo en vinos y aceites, también en alimentos que poseen una calidad única. Este es un gran país para desarrollar con éxito el arte de la fotografía gastronómica, solo hay que analizarlo, valorarlo, respetarlo y enamorarse de él. 

Desde mi experiencia puedo decir que la fotografía gastronómica es una de las áreas más rentables en la fotografía hoy día, debido al impacto de las redes sociales y a las nuevas tendencias del mundo gastronómico

En relación al título de tu libro ¿cuál es la diferencia entre una fotografía gastronómica y una de restauración. ¿No es lo mismo? 

Cuando hablamos de una imagen gastronómica de inmediato imaginamos, un alimento, un plato de comida, una tarta o una bebida. Pero la gastronomía abarca muchas cosas más y que a veces no tomamos en cuenta. 

Cuando nos referimos a la restauración no solo hablamos de esas imágenes de platos apetitosos, sino también al mundo gastronómico en general: los espacios donde se crea la gastronomía, las salas de los restaurantes, las cocinas, bodegas, los cocineros, productores, todo lo que tiene que ver con el mundo de la producción de alimentos. 

Estas imágenes tienen sus técnicas para su realización, que no son las mismas cuando creamos una fotografía de un plato. Hay una gran diferencia en ello y eso lo explico en el libro. 

¿Qué consejo le das a los fotógrafos que quieran dedicarse al área de la gastronomía?

Que sean valientes, asuman retos y que se enamoren de la gastronomía porque de ese amor nacerán muchos procesos creativos. También que trabajen su marketing y lo lleven de la mano al igual que las técnicas fotográficas, porque no se puede llevar a cabo un negocio exitoso sin ambas cosas en iguales proporciones. Y otro consejo es que adquieran mi libro y lo lean con mucha calma, para asimilar todo. 

Javier de Juan y Peñalosa

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